martes, 14 de abril de 2009

EL GUACHARO


El Guácharo fue descubierto y clasificado científicamente en 1.799 por el naturalista alemán Alexander Von Humboldt, en la cueva del valle de Caripe, estado de Mónaco, Venezuela. Él fue quien le dio su nombre universal: Steatornis Caripensis.
El guácharo mide aproximadamente 60 centímetros de longitud, 28 centímetros de alto y puede alcanzar hasta un metro 20 centímetros de envergadura. Su plumaje es de color pardo rojizo y por momentos se confunde con el color de la roca donde anidan; la hembra, unos 7 centímetros más pequeña que el macho, presenta manchas blancas en las plumas de sus alas y el macho manchas de color gris metálico.
Sus patas son cortas, quizá atrofiadas por subutilización, prácticamente nunca caminan en el suelo, ni se posan en un lugar diferente a sus nidos, donde sus movimientos son muy pocos.
Se alimentan en pleno vuelo, sin detenerse. El guácharo es la única ave frugívora nocturna del mundo, se alimenta de los frutos de palmeras y lauráceas y en menor grado de pequeños insectos.
El guácharo debe desplazarse cada noche unos 80 Kilómetros, hasta el Caquetá, en procura de su alimento preferido, el fruto de la palma de milpes, de la que sólo asimila su pulpa.
El vuelo del guácharo, que generalmente realiza en la total oscuridad es orientado por un sistema de eco localización. Sus vibrisas o bigotes les permiten advertir la presencia de obstáculos que le significan peligro.
En épocas de anidación del guácharo, pueden reunirse hasta 5.000 ejemplares en esta cueva.
El guácharo elabora sus nidos en plataformas o terrazas, con material regurgitado en las partes más altas de la caverna y de muy difícil acceso. Pero hasta ellos llegan con frecuencia depredadores naturales, zorros y perros de monte.
El guácharo como ave mítica tuvo un gran papel en la concepción mágico- religiosa del mundo en el pueblo Andaquí. Para esta comunidad indígena, al ser derrotados y relegados a estos agrestes territorios en la época de la colonia, consideraron que el alma de sus guerreros caídos en la batalla se refugiaba en lo profundo de las cavernas y ahí se transformaba en estas aves, sus chillidos eran entendidos como sus lamentos y las motas blancas de su plumaje como las lágrimas de la derrota.

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